Karl Lagerfeld: el genio detrás de Chanel

Karl Lagerfeld

Son las siete de la noche y las luces anaranjadas del cielo anuncian un atardecer remoto en París. Con ese telón de fondo, el Boulevard Saint Germain, una de las calles más famosas de la capital francesa, se va inundando de gente sentada en las sillas de los cafés que miran hacia la vía. Una vez allí, encienden un cigarrillo y toman una copa. El murmullo del acento galo, las luces de las tiendas que envuelven obras de arte para adornar la casa o el armario, las librerías viejas que exponen tarjetas pintadas a mano en sus entradas, y los pequeños balcones con barrotes de arabescos que sobresalen de las fachadas de los edificios, dan la sensación de estar caminando por el punto exacto del mundo donde se encuentra lo clásico con lo contemporáneo, y que sirve de inspiración para todo tipo de creadores. “Existe una famosa expresión que dice ‘L’air de Paris’. Es algo que no tiene una traducción literal, excepto cuando se ve reflejado en tu trabajo”, dice Karl Lagerfeld al tratar de explicar la influencia que tiene esta ciudad en sus diseños. Estando allí es fácil entender por qué esta es su calle favorita de París, el lugar donde ha desarrollado toda su carrera y que alberga en sus esquinas pequeños –y secretos– detalles de su vida. Es inevitable imaginárselo con su clásica chaqueta negra entallada, su eterna e impecable camisa blanca de cuello alto, sus gafas oscuras y su pelo plateado amarrado en una cola de caballo, leyendo en el emblemático Café de Flore, o almorzando a unos cuantos pasos de allí, en La Société, uno de sus restaurantes favoritos, aunque todos los que de verdad lo conocen saben que en su vida cotidiana opta por comer en su casa, preferiblemente salmón fresco. El genio del lápiz Han pasado 72 años desde que Karl llegó a París para terminar sus estudios. Tenía solo 12 años y venía del seno de una familia pudiente de Hamburgo (Alemania). No pasó mucho tiempo antes de que las figuras más reconocidas de la moda de la época, que se aglomeraban en la Ciudad Luz, se dieran cuenta de que se encontraban frente a una verdadera promesa creativa. A los 16 años, Karl se convirtió en asistente de Pierre Balmain, y tan solo tres años después ya era director artístico de la casa de alta costura Jean Patou. Luego, como diseñador freelance, dio sus primeros pasos en las firmas más grandes del diseño. En los años 60 empezó su colaboración con la casa Fendi, de la que todavía es director artístico, y en 1983 asumió uno de los retos más grandes de su vida: ser el sucesor de Coco Chanel. En las manos de Karl, como director artístico, quedó la tarea de serle fiel a la esencia de la icónica diseñadora y, a la vez, adaptar la marca a las exigencias de la modernidad. Su misión ha sido más que satisfactoria, y hoy, a sus 84 años de edad, el alemán continúa reinventándose y sorprendiendo con cada una de sus colecciones para la legendaria casa de moda. Pero además de estos enormes proyectos, Karl comenzó en 1984 una línea de ropa que lleva su nombre. La marca fue relanzada en 2012 y hoy se posiciona más fuerte que nunca en el mundo de la moda. Es inevitable preguntarle al diseñador cuál es su secreto para hacerlo todo al tiempo, y de forma exitosa. Él, con su ironía característica, responde que “si se tratara de un secreto, creo que debería permanecer como tal, como un secreto. Pero la verdad es que no creo que este sea el caso. Lo que sí creo es que todo esto viene del profundo interés que tengo por el trabajo que hago. Un apasionado amor por la moda y un genuino interés acerca de todo lo que pueda estar ocurriendo en el mundo. Tener un estilo de vida saludable creo que también ayuda bastante”.

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Junto a él siempre se encuentra Caroline Lebar, su publicista personal y directora de comunicaciones de la marca Karl Lagerfeld, quien lleva trabajando al lado del alemán más de 33 años. Ella, al igual que el resto del mundo, se sigue sorprendiendo con la capacidad creativa de su jefe y amigo: “Creo que Karl es el único hombre que puede hacer del lujo algo alcanzable, desfiles de ready-to-wear y alta costura al mismo tiempo. Va de un extremo a otro. Su mente es tan abierta que puede hacerlo todo. Es la cabeza creativa de tres marcas: Chanel, Fendi y Karl Lagerfeld. Esta última es una marca de lujo asequible, que tiene esta connotación irónica, juguetona. Chanel, que es alta costura y es una marca icónica; y Fendi, que es la versión italiana de la mujer, así que hay identidades muy diferentes entre las marcas”, afirma. Como es lógico, justo en el Boulevard Saint Germain también se encuentra la sede central de la marca Karl Lagerfeld, una casa grande, blanca, de pisos de madera y ventanales enormes con vista a un jardín de ensueño, donde parece mentira estar a tan pocos metros del trajín urbano. Para Karl, hablar de la firma que lleva su nombre es como describir su propia personalidad: “Para ser honesto, no puedo hablar de mí mismo en términos de expresiones de marketing. El ADN de la marca Karl Lagerfeld es, básicamente, una verdadera historia visual. Solo mírame y podrás entender el mensaje y la esencia de la marca”, dice. Caroline, por su parte, agrega que es importante destacar que esta línea, además de ser especialmente creativa y divertida, es una marca de lujo asequible, pues “Karl es el hombre que decidió que el lujo no es una cuestión de precio, sino que debe estar disponible para todos”. La ruta Latina Visionario, esa es la palabra que mejor describe a Lagerfeld, quien, sin temor alguno, se ha encargado de romper esquemas, convirtiéndose en el primer diseñador de alta costura en atreverse a participar en colaboraciones con marcas asequibles. El resultado de estos experimentos, como todo lo que él ha hecho en su carrera, ha sido un éxito rotundo. Para él, lo desconocido es siempre su siguiente paso, y un destino que le faltaba por explorar era Latinoamérica. Por eso, realizó una colección para Falabella, la tienda por departamentos más importante de nuestro continente, en una colaboración sin precedentes que traerá a Colombia, Perú, Argentina y Chile los exclusivos diseños de Lagerfeld. Las prendas de ropa y accesorios se encontrarán en las tiendas Falabella desde el próximo 28 de septiembre. Se trata, sin duda, de una noticia que los amantes de la moda celebran. Para Karl, por su parte, es un sueño cumplido, que se suma a la lista de logros en su exitosa carrera. “Siempre he querido mucho y me he inspirado en varias ocasiones por Latinoamérica”, afirma el diseñador. “El mundo de Falabella es sin duda algo nuevo para mí, y eso es lo que me llamó la atención para descubrir. Ver la presencia y la dimensión real de estas tiendas en el continente, donde se puede acceder a una distribución más integral fue lo que me fascinó de este trabajo conjunto”. Al tocar el tema de América Latina, Caroline recuerda una anécdota desconocida sobre Karl que explica, en gran medida, el interés que él siente por esta parte del continente. “De pequeño, era bailarín de salón y se le medía a todo tipo de música latinoamericana, es un diestro del tango”, cuenta entre risas, y recuerda que “en los años 90 Karl instaló en su casa un piso especial donde organizábamos bailes. Había hasta orquesta. Fui muy afortunada de haber estado allí”.

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Descifrando al ‘káiser de la moda’ Cuando Caroline habla de Karl, deja entrever la familiaridad que los ha unido por más de tres décadas. Por eso ella es quizá una de las personas más calificadas para conocer sobre el ser humano detrás del ídolo creativo de las gafas oscuras. Parte de la fascinación que genera Lagerfeld radica en su irónica forma de hablar y en la sinceridad con la que expresa lo que piensa, sin preocuparse por ser políticamente correcto. “Karl pretende que es un poco ‘malo’, pero es una persona súper buena. Él no es nada negativo, de hecho, es muy positivo, pero es irónico en su forma de hablar”, aclara Caroline. “Es muy gracioso y muy trabajador. Toma su labor muy en serio, pero al mismo tiempo no se toma a sí mismo tan en serio, así que ese es un muy buen balance”. La vida de Caroline se mueve al lado de Karl desde que ella tenía 19 años, y por lo tanto el diseñador ha sido su maestro en muchos aspectos. “Lo que he aprendido con él es a ser feliz con lo que tengo, despertar sabiendo cuán afortunada soy. Y eso es algo que pienso continuamente, incluso si la vida me pone en situaciones difíciles. Otra de las cosas que he aprendido, y creo que es el secreto para mantenerse al lado de alguien como él, no solo hablo de Karl, sino de todas estas personas que hacen tanto en su vida y que se cuestionan constantemente, es levantarse todos los días diciendo: ‘sé cuidadoso, nada es definitivo, todo se puede romper en un minuto’”, asegura. A los dos los ha unido también su gusto por el arte y la cultura. En la oficina de Karl, como en todos los espacios de las oficinas de su marca, es posible toparse con libros de fotografía de todos los tamaños y de todas las épocas. Muchos son de la autoría de Karl, pues, como es bien sabido, otra de sus grandes pasiones es la fotografía y desde hace muchos años él mismo se encarga de las sesiones fotográficas para las tres casas de moda que dirige, y bajo su nombre se han publicado decenas de libros dedicados a la imagen visual, donde abarca infinidad de temas. El papel es, precisamente, el material que sirve de punto de encuentro para todas las pasiones de Karl. Desde el dibujo hasta la fotografía y culminando con la literatura, pues si hay algo que él disfruta en la vida son los libros. Se estima que es dueño de más de 300.000 ejemplares, distribuidos en las bibliotecas de cada una de sus propiedades. Siguiendo su motivación, en el año 2000 Karl abrió su propia editorial, llamada 7L, nombre también de una librería que tiene, cómo no, cerca de Boulevard Saint Germain, donde están expuestas estas obras. Entrar allí es, para quien disfruta de la lectura y el arte, una parada infaltable en París, la ciudad que, entre luces y acordeones, ha visto resplandecer la historia del diseñador de modas más importante de nuestra era. Por CARAS Colombia NOTA DEL EDITOR: Este texto fue publicado hace un año en Caras Colombia.

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