Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y candidato republicano para las elecciones de noviembre, ha implementado una estrategia legal clara en los diversos procesos judiciales que enfrenta: ganar tiempo. Este enfoque busca retrasar los juicios penales en su contra para evitar que coincidan con el periodo electoral.
El caso en Washington
En Washington D.C., Donald Trump logró un aplazamiento indefinido de su juicio por injerencia electoral en 2020, que estaba programado para comenzar el 4 de marzo.
La Corte Suprema examinará su reclamo de inmunidad penal como expresidente, pero no se espera un pronunciamiento antes de junio o julio. Esta demora es significativa, pues aleja la posibilidad de un juicio antes de las elecciones.
Los casos en Florida y en Georgia
En Florida, la defensa de Trump ha utilizado argumentos relacionados con la “inmunidad” presidencial para intentar cancelar su procesamiento por el manejo de documentos clasificados.
Sin embargo, los fiscales han rechazado estas tácticas dilatorias, y han aclarado que ciertas normas, como la de no presentar acusaciones con repercusiones políticas 60 días antes de elecciones importantes, no aplican a la celebración de un juicio.
En Georgia, el juicio relacionado con intentos de alterar los resultados de las elecciones de 2020 también ha enfrentado retrasos. Un debate sobre un posible conflicto de intereses de la fiscal del caso ha extendido las deliberaciones preliminares, y todavía no se ha fijado una fecha para el juicio.
El juicio en Nueva York
El caso en Manhattan es el único que no ha experimentado retrasos significativos, a pesar de los esfuerzos de la defensa. Trump perdió recientemente un intento de aplazar su juicio por cargos derivados del dinero pagado para silenciar a una estrella del porno durante la campaña presidencial de 2016. La selección del jurado comenzó el 15 de abril, y los alegatos iniciales se han llevado a cabo sin demoras adicionales.
Implicaciones de las tácticas legales
La estrategia de Trump refleja un enfoque común entre acusados que buscan evitar el juicio. Según Andrew Weissmann, exfiscal federal, y Daniel Richman, profesor de la Universidad de Columbia, estas tácticas son clásicas y no sorprendentes.
Sin embargo, su efectividad es notable, especialmente cuando se trata de un expresidente con recursos considerables y múltiples frentes legales.
Expertos legales y políticos, como el legislador demócrata Adam Schiff, han criticado estas estrategias por considerar que los tribunales no deberían permitir tales maniobras.
A pesar de estas críticas, la realidad es que la demora en los procedimientos ha permitido que Trump mantenga su campaña electoral sin la carga inmediata de un juicio penal.
Impacto en las elecciones
La efectividad de la estrategia de retrasar los juicios será una variable crítica en la carrera electoral de Trump. Si logra mantener los juicios alejados del escrutinio público hasta después de las elecciones, podría enfrentar un panorama muy diferente, ya sea reanudando su rol como presidente o enfrentando los cargos como un ciudadano privado. La resolución de estos juicios tendrá un profundo impacto no solo en su futuro legal, sino también en el político.
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