Aunque el colegio cardenalicio incluye a más de 200 miembros en todo el mundo, no todos pueden votar en el cónclave que elige al próximo Papa. Según las reglas del Vaticano, solo los cardenales menores de 80 años al día en que inicia la sede vacante (es decir, cuando muere o renuncia el Papa) tienen derecho a participar como electores.
Este límite fue establecido por el Papa Pablo VI en 1970, con el fin de asegurar que quienes votan estén activos y en condiciones plenas para asumir esa responsabilidad. Así, muchos cardenales eméritos o retirados quedan automáticamente excluidos del proceso.
Además de la edad, también hay un límite máximo de 120 cardenales electores, aunque en la práctica, si hay más menores de 80 años, se permite su participación. Otro requisito importante: deben haber sido creados cardenales en un consistorio formal y pertenecer a la Iglesia católica de rito latino o de alguno de los ritos orientales en comunión con Roma.
Por lo tanto, no es solo una cuestión de rango o influencia, sino de normativas precisas. Incluso figuras muy cercanas al Papa saliente pueden quedarse fuera si superan la edad límite.
Estas reglas buscan equilibrar tradición, funcionalidad y representatividad en uno de los procesos más importantes para el futuro de la Iglesia Católica.