Este escándalo, que involucra supuesta malversación de fondos y maniobras financieras turbias, marcó un precedente en el papado de Francisco, quien ha apostado por una Iglesia más transparente y comprometida con la ética.
¿Quién es Giovanni Angelo Becciu?
Giovanni Angelo Becciu es un cardenal italiano que ocupó puestos clave en la jerarquía vaticana. Durante años fue el número dos de la Secretaría de Estado, y más tarde Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Se le consideraba una figura influyente en la curia y un posible papable en el futuro.
Sin embargo, en septiembre de 2020, el Papa Francisco le pidió la renuncia tras una investigación que reveló presuntas irregularidades en la gestión de recursos financieros del Vaticano.
Acusaciones y escándalo financiero
El núcleo del escándalo se centró en la compra de un lujoso edificio en Londres por parte de la Secretaría de Estado, operación que terminó generando pérdidas millonarias para las arcas vaticanas. Además, se investigaron donaciones sospechosas a cooperativas gestionadas por familiares de Becciu en Cerdeña.
La situación escaló cuando se reveló que parte del dinero provenía del Óbolo de San Pedro, un fondo destinado originalmente a obras de caridad. Este uso indebido generó indignación tanto dentro como fuera de la Iglesia.
La destitución: un gesto firme del Papa Francisco
En un acto sin precedentes, el Papa Francisco no solo aceptó la renuncia de Becciu, sino que también le retiró los derechos asociados al cardenalato, una medida poco común en la historia moderna del Vaticano. Esto incluyó el veto para participar en futuros cónclaves, algo que generó un intenso debate canónico y político.
Becciu quiere volver al cónclave
A pesar de su condena y la prohibición verbal del Papa, Becciu ha expresado su intención de participar en el cónclave que elegirá al próximo pontífice, argumentando que su destitución no fue formalizada bajo los mecanismos canónicos adecuados.
Esto ha generado tensiones entre sectores conservadores y reformistas dentro del Vaticano, además de abrir un debate sobre la figura del cardenal emérito y los vacíos en el derecho canónico.
Este caso sigue resonando en los pasillos del poder eclesiástico y plantea una pregunta clave para el futuro: ¿podrá el Vaticano erradicar la corrupción desde dentro sin fracturar su estructura?