Katherine Johnson, la mujer que ayudó a poner al hombre en la Luna

Katherine Johnson

Esta mujer fue una de las encargadas en realizar los cálculos de varias misiones espaciales, incluida la que puso a Neil Armstrong en la Luna.

“Que la chica compruebe las cifras y si dice que están bien, estoy listo”, dijo el astronauta John Glenn antes de lanzarse al espacio y convertirse en el primer estadounidense en orbitar la Tierra; era febrero de 1992.

Pero la historia no es sobre Glenn, es sobre “la chica”, esa chica era Katherine Johnson, también conocida como “la calculadora humana”, una mujer que marcó la NASA.

Katherine, una talentosa matemática tenía en aquel entonces 43 años y formaba parte de un pequeño y casi desconocido grupo de científicas que calculaban las curvas de vuelo para la flota aérea y espacial estadounidense. Con papel, bolígrafo y sencillas calculadoras como únicas herramientas.

Johnson nació el 26 de agosto de 1918 en White Sulphur Springs, Virginia Occidental, y ya desde muy pequeña demostró su talento para las matemáticas. Era una niña afroamericana que contaba todo.

Desgraciadamente las leyes de segregación racial en aquella época en Estados Unidos impedían que una afroamericana pudiera estudiar más allá de octavo curso en su condado natal.

Pero sus padres sabían que esa niña que contaba todo, desde los pasos para cruzar la calle hasta las estrellas que sus ojos alcanzaban a ver, estaba destinada a algo más y decidieron que ella y sus hermanos merecían una buena educación, por lo que decidieron mudarse cerca del West Virginia Colored Institute para afroamericanos.

Se graduó a los 14 años y continuó sus estudios superiores en la denominada West Virginia State College, donde consiguió sus grados en Matemáticas y Francés a la edad de 18 años. Uno de sus profesores vio tal potencial en ella que creó asignaturas de geometría analítica y aeronáutica específicamente para ella.

Katherine Johnson después de recibir la Medalla de la Libertad de manos del entonces presidente Barack Obama.

En 1937 la casi única opción de una mujer afroamericana para trabajar fuera de casa era dedicarse a la enseñanza, así que a eso se dedicó, pero no por mucho tiempo.

Cuando en 1941 el presidente Franklin Roosevelt abolió la discriminación de los afroamericanos en la industria aérea y bélica, el laboratorio de investigación Langley de la NASA, en Hampton (Virginia) fichó en 1943 a un pequeño grupo de afroamericanas altamente cualificadas procedentes de universidades negras. Y una de aquellas científicas fue Katherine Johnson.

“Antes de aquello había trabajado como una simple profesora de matemáticas, pero en lo más profundo de mí deseaba dedicarme a la investigación”, contó en alguna ocasión Katherine,"ya de niña lo contaba todo, los pasos que recorría para ir al colegio, los escalones de la iglesia, los platos de la vajilla que lavaba...”.

Fue la encargada de realizar los cálculos para el Proyecto Mercury, las misiones Apollo y aquella en la que Neil Armstrong puso por primera vez el pie sobre la Luna.

“Yo decía: ‘Déjeme hacerlo. Dígame cuándo y dónde debe aterrizar, yo lo calculo y le digo cuándo debe despegar’. Ese era mi fuerte.”

Hasta su jubilación en 1986, después de treinta y tres años de servicio en la NASA, Katherine trabajó en distintos proyectos, entre ellos planes de misión a Marte.

Hace unos días vimos a Johnson, de 98 años, en la ceremonia de los Premios Oscar, junto a las protagonistas de “Hidden Figures” (“Talentos ocultos”), cinta basada en la vida de esas “calculadoras humanas”. Decenas se pararon de sus butacas y recibieron de pie a la mujer que contaba todo.

Katherine Johnson, con Octavia Spencer, Janelle Monáe y Taraji P. Henson, quien dio vida a la matemática en ‘Talentos ocultos’, durante los pasados Premios Oscar.

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