Sergio Kuri se infiltra en oficios para hacer un llamado social

Sergio Kuri
Por Cecilia Morales Andere

Sergio Kuri se infiltra en diferentes oficios –albañiles y pepenadores–, y por medio del performance art hace un llamado social.

Desde niño escribía en mi diario que se sentiría estar hasta abajo del mar o en el espacio, conforme crecía, me empezó a llamar la atención las diferentes formas de vida y oficios que veía en otras personas”, afirma Sergio Kuri Kuri es estudiante del último año de preparatoria de un prestigiado colegio de la Ciudad de México. Hijo de Sergio Kuri Slim y Magaly King, nació y creció en una familia que el mismo denomina: “Capitalista y con muchos beneficios”. Gracias a su afición por jugar golf, tuvo la inquietud de ser caddie y así comenzó una historia que lo motiva a disfrazarse como una escultura viviente con la finalidad de enviar diferentes mensajes a la sociedad y al público, que si bien es fortuito, está seguro que su tiempo no es un desperdicio durante estas recreaciones. Al ser el enfoque principal del performance art, la confrontación productiva del espectador, podemos decir que no es un arte que trate de complacer a la gente, más bien intenta crear sensaciones y pensamientos para que la audiencia se salga de su zona de confort. Es una disciplina que intenta que su público crezca y este punto es uno de los que más le gusta a Sergio, por su importancia vital. Descubre el artículo completo en la edición digital e impresa CARAS JUNIO
Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Editora web y Social Media Manager de la revista Caras México de Editorial Televisa.
Más contenido como este
Mena MacGregor nos revela cómo fusiona la moda como extensión de la arquitectura.
Arturo, Verónica y Ana Cecilia Peña Nieto son los hermanos menores del expresidente mexicano
En exclusiva, CARAS acompañó a la pareja conformada por Horacio Pancheri e Isa Valero en su boda.
La actriz argentina, que es una de las divas de Almodóvar, fue reconocida merecidamente en la pasada entrega de los Premios Platino.
Los celos extremos, por los que incluso la cantante acabó atada a una silla por casi ocho horas, acabaron con el primer matrimonio de Madonna. Así sucedieron las cosas.