El 27 de junio de 2025, Lauren Sánchez y Jeff Bezos intercambiaron votos en la íntima isla de San Giorgio Maggiore, rodeados por el reflejo dorado de las aguas venecianas. Ante la presencia de Matteo Bocelli entonando en vivo, la pareja celebró una ceremonia en estilo black tie, ubicada en el mismo espacio donde George Clooney se casó con Amal en 2014.
Con cerca de 200 a 250 asistentes, el guest‑list leyó como un desfile de la cultura pop y altos círculos de poder: Kim, Khloé, Kylie, Kris y Kendall Jenner, Oprah, Leonardo DiCaprio, Tom Brady, Orlando Bloom, Ivanka Trump con Jared Kushner, Queen Rania de Jordania, Usher y Karlie Kloss, entre otros. Desde fiestas al estilo Gran Gatsby hasta foam parties en el yate Koru, la celebración fue un despliegue de estilo y sofisticación.
El evento se prolongó tres días, con celebraciones en el monasterio Madonna dell’Orto, cenas privadas y un gran banquete en el Arsenale, un antiguo astillero que sirvió como epicentro del glamur. Se contrató a 90 jets privados, 30 taxis acuáticos y se reservaron cinco hoteles de lujo. Un 80 % de los servicios provino de proveedores venecianos, desde pastelería hasta vidrio de Murano.
Las estimaciones sitúan el gasto entre 40 y 48 millones de euros (46–56 millones de USD), cifra confirmada por el presidente de la región del Veneto. Algunas fuentes señalan cifras “conservadoras” cercanas a 25 millones, incluyendo catering, seguridad y decoración . Bezos también donó alrededor de 3–6 millones de euros a organizaciones locales como CORILA o UNESCO, en un intento de equilibrar la opulencia con responsabilidad social.
Aunque las autoridades locales defendieron el evento por sus beneficios económicos, la boda no estuvo exenta de críticas. Colectivos como “No Space for Bezos” denunciaron la sobre‑turistización y uso de espacio público, desplegando pancartas en lugares emblemáticos y organizando protestas. Aún así, el alcalde subrayó que el evento generó millones en ingresos y resaltó el carácter sostenible del despliegue .