My icon by Roberta Lobeira: pinceladas que marcan

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Las obras de Roberta Lobeira son un cruce entre la realidad y la imaginación. ¡Conoce más acerca de la artista plástica mexicana!

¿Estaría bien afirmar que todos los artistas son ladrones de ideas? Crear a partir de algo robado es un reto. Picasso decía, “los buenos artistas copian, los grandes roban”.

Empecé a pintar desde niña, inventaba caricaturas y soñaba con trabajar en Disney. Tenía 14 años cuando conocí la obra de Julio Galán y su historia me atrapó, me intrigaba demasiado, soñaba y sueño con tener algo de él.

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Nació en Múzquiz y vivió en Monterrey, de donde soy originaria. Era la sensación. Llegaba a las exposiciones disfrazado o no llegaba a sus openings, era un personaje.

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Lo conocí un par de veces y me puse nerviosa; una vez traía un nido en la cabeza con pájaros. En mi estudio veía sus libros e intentaba agarrar sus ideas. Su obra es muy melancólica, dolorosa, fantasiosa, nunca terminaría de describir.

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Se dice que tuvo una infancia tormentosa, triste, solitaria y lo reflejaba. Me inventaba cuentos en la cabeza, pues tuve una niñez feliz, pero mis cuadros de chavita tenían toda una inspiración de Galán y salían tristes. Mi estilo se definió muchos años después y aunque los dos pintamos realismo mágico, nunca pretendería compararme con él.

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Cuando tenía 17 años, mi mamá me llevó a ver una exposición y había una pared llena de ojos pintados de cinco centímetros cada uno. Me dijo que escogiera uno y pensé que por fin tendría algo de él. Tardé horas en escogerlo, se aproximaba Navidad y pensé, “me lo voy a encontrar en el árbol”.

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La mayor decepción de mi vida fue cuando no estaba. Mi mamá se atacó de risa y me dijo, “seguro te iba a comprar un ojo de 700 dólares miniatura”, por supuesto lloré como loca. La obra de Julio tiene un enorme poder de seducción, es muy provocadora, no le da miedo mostrar su vulnerabilidad, hechiza a cualquiera y siempre, siempre, te hace querer conocer más sobre él.

Por Mari Tere Lelo de Larrea @CARASmexico
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