El café de especialidad es aquel que ha sido cultivado, cosechado y procesado bajo estándares muy altos de calidad. A diferencia del café convencional, cada etapa —desde el origen hasta la preparación— se cuida minuciosamente para resaltar las notas únicas del grano.
Este tipo de café debe obtener una puntuación superior a 80 puntos en una escala de 100, según la Specialty Coffee Association (SCA), y pasa por rigurosas evaluaciones de aroma, sabor, acidez, cuerpo y dulzor.
¿Qué lo distingue?
Trazabilidad:
Puedes saber exactamente de qué finca viene, quién lo cultivó y cómo fue procesado.
Variedad de sabores:
Dependiendo del origen, método y tostado, puedes encontrar notas florales, frutales, achocolatadas o especiadas.
Preparación artesanal:
Se privilegian métodos como V60, Chemex, AeroPress o espresso, que permiten mayor control y resaltan matices.
Sostenibilidad y comercio justo:
Muchas marcas de café de especialidad trabajan directamente con productores, asegurando precios justos y prácticas responsables.
En resumen, no todo café artesanal o bonito es “de especialidad”, no basta con decir que es de “origen único” si no ha sido calificado formalmente. El café comercial puede ser de buena calidad, pero no entra en esta categoría si no cumple con los criterios de puntuación y trazabilidad. El café de especialidad es todo un arte.