Graduadas con honores, mujeres de familia y conocidas en la farándula estadounidense, las hijas de Hillary Clinton y Donald Trump son pilares esenciales en su carrera hacia la Casa Blanca.
Hace un par de años Jared Kushner y Marc Mezvinsky, respectivos esposos de Ivanka Trump (34) y Chelsea Clinton (36), las presentaron, y desde entonces surgió una increíble amistad entre ellas; las hijas ?y más preciados tesoros? de los principales contendientes a la presidencia de Estados Unidos.
LA AMISTAD NACE
Aunque sus personalidades son muy distintas, también tienen muchas similitudes y cosas en común, lo que tal vez hizo que ambas sintieran ese ?click? inmediato, esa empatía por saber que por fin habían encontrado a alguien que entendiera qué es lo que significa tener un padre que ha estado en el ojo del hurácan mediático en más de una ocasión y una familia millonaria y controvertida.
Al principio se les podía ver posando juntas en alguna alfombra roja o compartiéndose amistosos mensajes a través de las redes sociales; su amistad era muy bien conocida por los medios.
?Es muy amable, siempre se preocupa por los demás. No es una persona superficial, y creo que eso es un gran elogio, porque ella es tan hermosa que podría haber llegado lejos sólo siéndolo?, contó Clinton a Vogue sobre la hija de Donald Trump el año pasado.
Por su parte, Ivanka replicó en Instagram una cita de la hija de Hillary que decía: ?La vida no es lo que te pasa, sino lo que tú haces con lo que te pasa?. Junto al mensaje, Trump añadió: ?Sabias palabras, Chelsea Clinton?.
LA GUERRA
Tras la enorme polémica que se ha desatado por la creciente rivalidad entre Donald y Hillary en sus campañas políticas, pareciera que la amistad entre Chelsea e Ivanka se hubiera congelado, por lo menos mientras sus padres se juegan el todo por el todo por la Casa Blanca.
Desde hace meses no se les ha visto juntas en público y se rumora que tal vez la dureza en los comentarios de Trump en contra de Hillary y viceversa, ha mermado hasta el punto en que la relación entre ambas comienza a agonizar.
?Debido a lo agresivo e insultante de la campaña, es difícil que esta relación se recupere?, publicó a inicios de este mes el sitio Politico.com. Por otro lado, otros aseguran que ellas mismas tomaron la decisión de alejar su amistad de los reflectores para protegerla, mientras Donald y Hillary intentan destruirse en el campo de juego de la política estadounidense, y que tan pronto esta guerra termine, todo volverá a la normalidad... Teorías que sólo podremos comprobar hasta que una de las dos familias se mude a vivir a la Casa Blanca.
DADDY?S LITTLE GIRLS
En 1997, con sólo 17 años, Chelsea ingresaba a la Universidad de Stanford para licenciarse en Historia. Su llegada al campus fue con protocolos inéditos de máxima seguridad, lo que incluyó un par de oficiales del Servicio Secreto disfrazados como estudiantes que vivieron en las cercanías de su habitación.
La familia Clinton emitió un comunicado para solicitarle a la prensa que dejara en paz a su hija mientras se dedicaba a sus estudios. Alumna destacada pero de bajo perfil desde pequeña, Chelsea emprendía un silencioso camino académico.
Ese mismo año, a los 15, Ivanka posaba para su primera portada en la revista Seventeen, un acontecimiento que le abriría las puertas del mundo de la moda y que le dio la posibilidad de trabajar con Marie Claire, Paco Rabanne y la diseñadora francesa Lolita Lempicka.
Luego fue anfitriona del concurso Miss Teen USA, del que su padre es dueño. Posteriormente ingresó a la Universidad de Georgetown, desde donde fue transferida a la Universidad de Pennsylvania, graduándose con honores de su licenciatura en Economía en el 2004.
EL PRESENTE
Una entre cámaras y sets de filmación, la otra sumida en su educación y vida privada, y hoy casadas, tanto Chelsea como Ivanka son asesoras de sus padres en la campaña presidencial.
Mientras que la primera aún es tratada como la ?princesa Diana de Norteamérica?, a Ivanka le corresponde contestar y aclarar los exabruptos racistas y sexistas de Donald, una tarea que se toma en serio.
?Mi padre no odia a grupos raciales o a un género en particular, él dice lo que piensa y por eso la gente lo quiere?, ha declarado en más de una ocasión la mayor de las Trump, quien acompaña al candidato a eventos, cenas y conferencias de prensa de simpatizantes; siempre procurando una sonrisa amigable y una postura cálida, algo que contrarresta el fuego iracundo de Donald en sus discursos.
Clinton hija, menos emocional pero igualmente diplomática, sonríe junto a su madre y da la mano a los votantes en cada evento. Reacia a la prensa, evita responder preguntas y cuando lo hace se enfoca en aspectos puramente electorales, sin referirse a escándalos ni ataques personales de los contendientes.
Esta misma diplomacia es la que ambas mujeres decidieron asumir para darle una pausa pública a su amistad, tal vez para evitar el circo que significaría una pelea mediática entre ambas; porque si se trata de prensa amarillista, nada sería más atractivo que ellas enfrentadas, entre insultos y descalificaciones, por defender a los electores; al más puro estilo de sus padres.
