Desde pequeña supo que quería ser artista. Dibujaba todo aquello que le parecía maravilloso y años más tarde se convirtió en una artista del movimiento surrealista.
Nacer en una época de importantes sucesos políticos, culturales e incluso económicos, puede causar que a tu vida llegue un momento de excelsa inspiración y hasta de tristeza, pero si hay algo realmente claro, es que serás una persona que jamás perderá las esperanzas y menos se rendirá tan fácil. La historia de Leonora Carrington es un ejemplo claro de ello. Era considerada una mujer que revolucionó el arte, que creó una forma de reflexionar e incluso de superar problemas y enfrentar la vida. Los días de Leonora no fueron fáciles; su infancia fue complicada, y pese a eso, creó maravillosas obras dignas de admirar y aprender a descifrar. Para 1993 concedió una entrevista a corazón abierto para el diario español El País. Contó cómo fue su infancia, relató aquellos momentos en los que simplemente ella ya sabía dibujar caballos, el momento en que decidió que quería ser una artista y plasmar todo aquello que el mundo, con sus limitantes, no veía, pero que ella, con su imparable imaginación crearía.
“Mi padre, protestante, era un hombre de negocios, y mi madre, católica, era hija de un médico rural y pintaba cajas de galletas para el ropero de la iglesia. En ese ambiente me crié. Yo ya dibujaba caballos de niña, y me salí, pese a la oposición de mi casa, con la mía. Al final estudié arte”
¿Cómo se definía ella? "¿Que quién es Leonora Carrington? Una persona como cualquier otra que ha descubierto en la vida simplemente lo que ha podido. O quizá también alguien que ha sobrevivido hasta ahora con mucho cabrón trabajo, como se dice en México.
JAc Todo fue claro, ella era joven, de hecho una adolescente. Estaba enamorada del Arte, comenzaba a aprender todo lo que la haría una exitosa artista. La vida, el destino y una noche donde él era el protagonista fueron testigos del día en que se enamoraron. Muchísimos años después, en una de las obras sobre su vida se contó que escaparon juntos a París, comenzaron una vida llena de proyectos y aprendizaje, pero cuando todo parecía perfecto, la Segunda Guerra Mundial arruinó sueños y dejó una historia de amor sin un final feliz. Ernst fue declarado enemigo del régimen de Vichy en septiembre de 1939. Su detención y posterior encarcelamiento en el campo de Les Milles fue para Leonora Carrington un duro golpe que la desestabilizó psicológicamente. Llegó a España porque huía de los nazis. Por órdenes de su padre pasó días terribles en un hospital psiquiátrico de Santander, experiencia que la marcó personal y profesionalmente. De hecho, en su libro Memorias de abajo, llegó a escribir: “España fue como una prisión para mí". https://www.instagram.com/p/B9ewWpAAHeD/ Aprendió de los grandes como André Breton, Louis Aragon, Paul Éluard, Marcel Duchamp, Chagall, Mondrian, Ozenfant y Buñuel. Leonora y Leduc, su esposo, llegaron a México en la primera parte del siglo XX con un baúl, literal, lleno de experiencias y vivencias de todo aquello que jamás iba a olvidar. En nuestro país la definieron como brillante, soñadora y visionaria; representó a una de las exponentes con mayor creatividad en el ámbito mundial. Aquel matrimonio no duró más que dos años. Más tarde conoció a Emericko Weisz, con quien se casó y tuvo dos hijos: Gaby y Pablo En alguna ocasión, durante una entrevista para Conaculta, Mercedes Sierra Kehoe la definió como ?un gran ser humano que atravesó diversas facetas en su vida y del mundo que le tocó vivir. Eso la llevó a desarrollar una sensibilidad que plasmó en toda su obra?. Leonora falleció de una neumonía el 25 de mayo de 2011, cuando tenía 94 años y por fin había encontrado la paz, al menos eso fue lo que muchas veces contó a sus sus colegas: André Breton, Benjamin Péret, Alice Rahon, Wolfgang Paalen y la pintora Remedios Varo.