La pareja se juró amor eterno en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor.
El príncipe Harry de Inglaterra y la ahora duquesa de Sussex, Meghan Markle, se han dado el ‘sí quiero’ pocos minutos después de hacer sus respectivas entradas en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, el enclave en el que han compartido un momento tan especial con el resto de miembros de la familia real, la madre y los amigos de la novia, así como celebridades de la talla de Oprah Winfrey, Serena Williams, el matrimonio Beckham o el formado por George y Amal Clooney.
Aunque los novios han sido recibidos por el decano de Windsor, David Conner, para hacer hincapié en el estatus especial del que goza este templo en el seno de la iglesia de Inglaterra, como ya estaba previsto la ceremonia también ha sido oficiada por el arzobispo de Canterbury y líder espiritual anglicano, Justin Wellby, mientras que el reverendo estadounidense Michael Bruce Curry, obispo presidente de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, ha ofrecido el que sin duda ha sido el sermón más emotivo y poderoso de la mañana, lleno de citas de Martin Luther King.
La pareja se mostró muy feliz.
El carácter algo más desenfadado y espontáneo de Harry, al menos en comparación con sus regios familiares, ha quedado patente en las miradas cómplices que ha intercambiado a lo largo de todo el evento con su futura esposa, así como las breves carcajadas que los novios han compartido con los invitados tras jurarse amor eterno.
Otro de los momentos más llamativos de la ceremonia ha tenido lugar cuando la música sacra que había venido poniendo banda sonora a la boda fue interrumpida brevemente para que un grupo de góspel interpretara el icónico tema ‘Stand By Me’ (1961), del cantante Ben E. King.
Aunque el recuerdo a la malograda Diana de Gales ha estado presente en multitud de detalles, como en la elección de sus flores preferidas para el ramo con el que Meghan ha hecho su entrada en la capilla, este se ha hecho mucho más intenso cuando la hermana mayor de la princesa del pueblo, Lady Jane Fellowes, se ha encargado de subir al altar para recitar una de las lecturas más románticas de la ceremonia, una que hacía referencia a la eternidad del amor y a su capacidad para superar las adversidades.
Una ceremonia llena de sorpresas.
Otro de los toques de modernidad que han definido el evento ha tenido lugar durante el intercambio de votos, ya que Meghan ha eliminado de los suyos cualquier referencia a la “obediencia” que tradicionalmente se rendía al esposo.
No obstante, este gesto no es precisamente nuevo, ya que sigue la estela de su cuñada Catalina de Cambridge en su boda de 2011 y, sobre todo, la de la pionera Diana de Gales, el primer miembro de la familia real en omitir esa parte del discurso en su enlace de 1981 con el príncipe Carlos.
Meghan Markle eliminó ‘obediencia’ en sus votos.
