El rey Carlos III y el príncipe William, príncipe de Gales, encabezaron el National Service of Remembrance en el Cenotafio de Whitehall, una de las ceremonias más significativas del calendario británico.
El evento, conocido como el Día del Recuerdo (Remembrance Sunday), reúne cada año a la familia real británica, autoridades políticas, veteranos de guerra y ciudadanos para rendir homenaje a los soldados que perdieron la vida en conflictos armados.
Durante la ceremonia, el monarca colocó una corona de amapolas rojas, símbolo universal de memoria y sacrificio. A su lado, el príncipe William, el duque de Edimburgo y otros miembros de la realeza también depositaron coronas en representación de la nación y de la difunta reina Isabel II, manteniendo una tradición que se remonta a más de un siglo.
El ambiente solemne estuvo marcado por momentos de silencio y respeto, acompañados por marchas militares y el sonido de las gaitas, en una jornada que recordó a los caídos con el lema: “We remember them”.
El Servicio Nacional de Conmemoración se celebra cada segundo domingo de noviembre, coincidiendo con el armisticio de la Primera Guerra Mundial (1918). En esta ocasión, el acto volvió a subrayar el compromiso de la monarquía británica con la memoria histórica y el reconocimiento a las fuerzas armadas.