¡El cónclave ha iniciado! Este proceso mediante el cual se elige al nuevo Papa, es uno de los eventos más herméticos del planeta. La palabra “cónclave” viene del latín cum clave, que significa “con llave”, y no es casualidad: los cardenales electores quedan completamente aislados del mundo exterior hasta que se toma una decisión.
La seguridad es extrema
Toda el área de la Capilla Sixtina, donde se realiza la votación, es sometida a barridos electrónicos para detectar micrófonos ocultos o dispositivos de espionaje. Además, se instalan inhibidores de señal para bloquear cualquier intento de comunicación por radiofrecuencia.
Los cardenales también deben firmar un juramento de confidencialidad, y si alguien rompe el secreto, puede ser excomulgado automáticamente. Técnicos del Vaticano y de empresas externas colaboran para garantizar que ningún dato se filtre. Cámaras, teléfonos, grabadoras y cualquier aparato electrónico están completamente prohibidos.
Incluso el personal de limpieza, médicos y encargados de cocina juran secreto absoluto. Todo está pensado para que el mundo no sepa nada… hasta que salga el humo blanco.