El Taj Mahal, considerado una de las obras arquitectónicas más sublimes del planeta, se alza majestuoso en la ciudad de Agra, India, a orillas del río Yamuna.
Su construcción comenzó en 1631 por orden del emperador Shah Jahan en honor a su esposa favorita, Mumtaz Mahal, fallecida al dar a luz a su decimocuarto hijo. Las obras se extendieron por más de dos décadas, y en ellas participaron aproximadamente 20,000 artesanos, arquitectos y obreros provenientes de distintas regiones del imperio.
El diseño fue encabezado por el arquitecto de la corte, Ustad Ahmad Lahori, y combina elementos de la tradición islámica, persa, turca e india. El resultado es un complejo funerario único, construido principalmente en mármol blanco translúcido, que cambia de tonalidad según la luz del día.
El Taj Mahal está compuesto por un conjunto de edificaciones: la tumba principal, una mezquita, una casa de huéspedes y jardines con estanques que reflejan la silueta del mausoleo. El edificio central está coronado por una gran cúpula de 35 metros de altura y rodeado por cuatro minaretes ligeramente inclinados hacia afuera, diseñados así intencionalmente para proteger la estructura en caso de colapso.
Cada elemento arquitectónico tiene una función estética y simbólica. La simetría perfecta representa la armonía divina, mientras que la orientación hacia La Meca respeta la tradición islámica. Las incrustaciones de piedras semipreciosas como jade, ónix y lapislázuli forman complejos motivos florales que refuerzan la idea de paraíso eterno.
El Taj Mahal no solo es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983, sino que también es considerado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. Su influencia se ha extendido a lo largo de los siglos, inspirando desde jardines persas hasta construcciones neoclásicas en Europa.
