El vino fue encontrado en una tumba familiar romana del siglo I o II d.C., junto con restos humanos y otros objetos funerarios. El ánfora sellada herméticamente permitió que el líquido se conservara en condiciones estables durante casi dos milenios.
La conservación fue tan efectiva que incluso conservó propiedades físicas y químicas clave, lo que permitió a los investigadores confirmar que se trataba de vino, probablemente elaborado en la región de Hispania durante la época romana.
¿Qué lo hace tan especial?
- Es el vino más antiguo jamás descubierto en estado líquido.
- Conserva compuestos del vino tinto, como ácido siríngico y málico.
- Ofrece pistas sobre los rituales funerarios y la viticultura del Imperio Romano.
- Reabre la conversación sobre la historia del vino en la península ibérica, mucho antes de su auge moderno.
El hallazgo del vino más antiguo del mundo no solo es una curiosidad arqueológica, sino también un recordatorio del profundo vínculo entre el vino, la historia y la cultura humana. Una copa que nunca se bebió, pero que nos sigue contando historias casi 2,000 años después.