La creatividad mexicana está viviendo su mejor momento. De Tokio a Nueva York y París, los diseñadores nacionales están demostrando que el talento hecho en México no solo tiene identidad, sino también visión global. Cada pasarela se ha convertido en un manifiesto de orgullo, innovación y autenticidad que redefine lo que significa vestir “a la mexicana”.
En Rakuten Fashion Week, en Tokio, la marca NO NAME celebró una década de rebeldía creativa con una colección donde el streetwear se mezcla con la cultura pop y raíces nacionales. Entre denim grabado con láser, piel vegana y texturas experimentales, el resultado fue un homenaje contemporáneo a la herencia mexicana.
Por su parte, SALIM llevó una propuesta de fashiontech, inspirada en el mito del Hanahaki, que combinó robótica, romanticismo oscuro y conciencia ambiental. Su mensaje fue claro: la moda también puede ser un llamado de atención sobre el futuro del planeta.
“La moda es lenguaje y advertencia… si la Tierra pudiera hablar, gritaría flores negras”, declaró la diseñadora, convirtiendo su colección en un manifiesto visual.
New York, New York!
De Tokio brincamos al glamour del New York Fashion Week con nombres que ya suenan fuerte en la industria como EDHER GIN, que presentó en ROOTS “Mujer Dormida”, una colección que transformó la fuerza de los volcanes en siluetas dramáticas con plisados y chiffones en tonos negro, rojo y dorado. Esta colección abraza la riqueza de México, reinterpretando sus símbolos para el presente y futuro.
Mientras tanto, la diseñadora y estilista reconocida internacionalmente Raquelle Pedraza rindió homenaje a la ciudad que la vio crecer con una sastrería moderna, sensual y llena de energía: corsets, transparencias y denim que celebran la figura femenina.
“Este desfile es el resultado de años de trabajo, amor y agradecimiento a Nueva York, que me enseñó a soñar en grande sin olvidar mis raíces”, expresó la diseñadora, siendo consciente que es parte importante de una nueva generación que redefine el made in Mexico.
Finalmente, en el cierre, Michelle Espinoza iluminó la pasarela con “GLOWLAND”, una oda al lujo y la fantasía femenina que brilló con lentejuelas, tafetanes, plumas y encajes que capturan la luz y el movimiento. Su propuesta celebra el poder de la femineidad desde un lugar onírico, sofisticado y contemporáneo.
París: la capital de la moda
Asimismo, en Paris Fashion Week, México también dejó huella. La diseñadora yucateca Mora Ruiz, junto al artista oaxaqueño Amador Montes, presentó en la Galerie Bourbon “CARMEN”, un poema visual que fusionó arte y tradición con bordados y técnicas ancestrales. A su lado firmas como Indumental, ArrtJoyas completaron esta sinfonía de texturas que reinterpretan lo artesanal con mirada de futuro. Así mismo la marca de calzado mexicana DANTE enmarco cada diseño de la pasarela.
AMARA, por su parte, conquistó la escena con La Mexicaine, una oda al poder femenino inspirada en María Félix y su icónico personaje en French Cancan (1955), donde la fuerza y la sofisticación se unieron en siluetas imperiales bordadas y pintadas a mano, con una paleta de rojos, negros, blancos y dorados que simbolizan pasión, rebeldía y realeza.
Por su parte, la joyería TTEN debutó en Paris Fashion Week, y completó la experiencia con piezas en plata cargadas de simbolismo, redefiniendo el lujo desde lo emocional y lo auténtico. Celebridades como Lenny Kravitz, Becky G, Elizabeth Olsen, Alessandra Ambrosio, han utilizado piezas de la firma, redefiniendo el lujo desde lo personal y auténtico.
Hoy, la moda mexicana no busca imitar, sino abrirse su propio espacio y diferenciarse con su identidad. Habla de un país que evoluciona, que experimenta y que encuentra en su herencia una fuente infinita de inspiración. Más allá de las pasarelas, Made in México es ya un sello de orgullo, creatividad y poder cultural que el mundo entero está aprendiendo a admirar.