Con “Espiral sin fin”, la mexicana Betsabeé Romero conquista la 60 Edición de la Bienal de Venecia, invitada por el Museum of Latin American Art (MOLAA), de California. En seis salas de la Fundación Bevilacqua La Masa, en la Plaza de San Marcos, la exposición toca aristas como las fronteras y la migración.
En su propuesta, la nacida en la Ciudad de México, en 1963, presume creaciones que subliman algunos de los materiales y elementos característicos de su trabajo: neumáticos, grabados, iconografía precolombina, papel picado y referentes artesanales mexicanos.
“Las fronteras son líneas punzocortantes que hieren la identidad cultural, de género, personal, comunitaria e histórica”, dice la mexicana.
Esta obra posee una narrativa que enfatiza la experiencia de ser un extranjero en el mundo, desde el punto de vista de quienes carecen de un espacio donde refugiarse y sobrevivir. Habla de aquellos que en su huida chocan con fronteras políticas y económicas, siempre ajenas y excluyentes, comparte un comunicado.
“Espiral sin fin” fue curada por la argentina Gabriela Urtiaga, historiadora, investigadora y jefa de curaduría de MOLAA. Tras su cierre en Venecia, en septiembre, se expondrá el próximo año en el MOLAA.
Mientras tanto, los admiradores de la obra de la mexicana pueden apreciar “Huellas para recordar”, una serie de esculturas ubicadas en Park Avenue, en Nueva York.
Gran recepción
Medios italianos hacen eco de lo poderosa que es la exposición de Betsabeé Romero. Por ejemplo, Il Corriere della Sera narra en su sección cultural la apertura de la exposición que toca el tema de la migración.
Otros medios como Artribune y Publimetro dedican sus páginas para hablar del indiscutible paso de la mexicana por la Bienal de Venecia.