Tissot, la Maison relojera suiza fundada en 1853 en Le Locle, ha sido testigo y cómplice de los cambios culturales y sociales que han marcado la historia. Desde sus primeros relojes colgantes, hasta los modelos contemporáneos que hoy combinan tecnología, estética y practicidad, la marca ha sabido capturar la esencia de cada época, siempre con un guiño especial hacia las mujeres.
Más que relojes, las creaciones de Tissot han acompañado la transformación femenina: de símbolos de refinamiento en el siglo XIX, a emblemas de emancipación en el siglo XX, hasta piezas versátiles que hoy reflejan seguridad, estilo y autonomía.
El origen: relojes que eran joyas
En el siglo XIX, Tissot propuso elegantes relojes colgantes diseñados para las damas; llevados en largas cadenas, prendidos de ramilletes o sujetos a cinturones, estas piezas respondían al refinado estilo de vida de la época. Eran joyas que marcaban el tiempo y la moda al mismo tiempo, un accesorio que hablaba de estatus y buen gusto.
De colgantes a pulsera: un símbolo de liberación
A principios del siglo XX, mucho antes de que los relojes de pulsera se popularizaran, Tissot lanzó sus primeros modelos femeninos. Fue un gesto visionario que coincidió con el despertar de la emancipación de las mujeres: abandonar los corsés, cortar el cabello, maquillarse y decidir sobre su propio destino.
El reloj de pulsera no solo resultaba práctico para trabajar, conducir o viajar, sino que simbolizaba la posibilidad de “llevar el tiempo a su manera”. Cada mujer podía marcar su propio ritmo, con elegancia y comodidad.
Los años veinte: art déco en la muñeca
Tras la Exposición Internacional de Artes Decorativas de 1925 en París, las formas geométricas, las líneas limpias y los motivos abstractos se convirtieron en tendencia. Tissot, siempre a la vanguardia, incorporó este lenguaje en sus colecciones. Los catálogos de la época exhibían relojes rectangulares con esquinas cortadas, un diseño que evocaba modernidad, libertad y creatividad; estos modelos no sólo marcaban la hora: reflejaban la conexión entre arte, arquitectura y moda.
Un renacimiento en los años 70
Medio siglo después, nuevas revoluciones sociales volvieron a transformar la feminidad. En 1975, Tissot presentó un reloj que retomaba la estética rectangular de los años veinte, pero introducía un avance trascendental: el cristal de zafiro facetado, tallado como un diamante.
Este detalle técnico ofrecía una resistencia inédita a los arañazos, brindando confianza y practicidad a las mujeres activas. Era un reloj diseñado para acompañar su día a día sin sacrificar estilo; un símbolo del equilibrio entre innovación y feminidad que reafirmaba el compromiso de la Maison con sus clientas.
La esencia de Tissot hoy
Más de 170 años después, Tissot sigue fiel a su misión: ofrecer relojes que combinan precisión suiza, diseño contemporáneo y una sofisticación duradera. Su historia demuestra que un reloj puede ser mucho más que un accesorio: es un reflejo de la personalidad, un recordatorio del tiempo propio y un testigo de la evolución de cada mujer.
Desde las montañas de Neuchâtel hasta las muñecas de mujeres en todo el mundo, Tissot mantiene vivo su legado de elegancia y modernidad, logrando no solo medir el tiempo, sino trascenderlo.