El príncipe Andrés -como antes era nombrado- anunció hace unos días que renunció a sus títulos reales, incluido el de duque de York, tras una serie de escándalos, tras discutir la situación con el rey Carlos III. “Hemos concluido que las continuas acusaciones sobre mí distraen del trabajo de Su Majestad y de la Familia Real”, dijo Andrés en un comunicado difundido por el Palacio de Buckingham.
Andrés ha negado enérgicamente las acusaciones en su contra de abuso sexual y su relación con Epstein. Esto tomó fuerza cuando Guiffre acusó a Epstein de traficar con ella y obligarla a tener relaciones sexuales con sus amigos en 2001, incluido el entonces príncipe Andrés, quien sabía que ella era menor de edad en ese momento. Guiffre también alegó que Andrés abuso sexualmente de ella en la isla privada de Epstein en las Islas Vírgenes de EU, en su mansión en Manhattan y en la casa de su exnovia Ghislaine Maxwell en Londres.
Todo este escándalo ha traído consecuencias, entre ellas, se le notificó a Andrés que debe entregar su contrato de arrendamiento de 75 años de Royal Lodge, la enorme mansión en la que vivió durante más de dos décadas.
No se sabe con exactitud cuando dejará Windsor, al oeste de Londres, la capital británica, pero según CNN, Andrés se trasladará a la residencia real en la zona rural de Norfolk, el refugio favorito de la difunta reina Isabel II.
Andrés aceptó mudarse de la residencia real que compartía con su exesposa Sarah Ferguson y trasladarse a su nuevo hogar en Sandrigham, el lugar de retiro preferido para el hermano mayor de Andrés, el rey Carlos III, y la reina Camila.
La familia desea que Andrés se mude a la finca campestre, al noreste de Londres, tan pronto como sea posible. Sandringham fue adquirida en 1862 por la reina Victoria para su hijo mayor y heredero Alberto, luego Eduardo VII, quien acababa de cumplir 21 años. Ha sido hogar privado de cinco generaciones de la familia real británica y es donde la familia se reúne para celebrar la Navidad cada año.