El rey Carlos III protagonizó un emotivo momento durante un reciente evento público. Durante la inauguración de las estatuas en memoria de la reina Isabel II y el príncipe Felipe, Carlos III no pudo contener sus emociones. Este evento formó parte del Festival del Recuerdo de la Legión Real Británica, celebrado en el Royal Albert Hall.
El monarca de 75 años asumió la responsabilidad de revelar la estatua de su madre, mientras que su esposa, la reina Camilla, hizo lo propio con la estatua de su padre. Las fotografías capturadas durante la ceremonia mostraron al rey Carlos III con los ojos llorosos, un momento que capturó la atención del público y la prensa.
El Día del Recuerdo
La conmemoración se inscribe en el Día del Recuerdo, un evento significativo que rinde homenaje a aquellos que han sacrificado sus vidas en servicio a la Commonwealth. La familia real se presentó en pleno para este acto solemne, con la asistencia de figuras como el príncipe William y Kate Middleton, el príncipe Eduardo y Sophie, la duquesa de Edimburgo, la princesa Ana, entre otros.
El tributo al legado de la reina Isabel II y el príncipe Felipe se vio realzado por el uso del broche de concha de vieira de Courtauld Thomson por parte de la reina Camilla. Este accesorio, un homenaje personal a la reina Isabel, fue diseñado en 1919 y es una pieza con significado histórico y sentimental.
La reina Isabel II, recordada como la monarca con el reinado más largo en la historia británica, falleció en septiembre de 2022 a los 96 años. Tras su fallecimiento, Carlos expresó su profundo pesar, destacando el impacto de su pérdida en el país y la Commonwealth.
La muerte de Isabel II ocurrió menos de dos años después de la de su esposo, el príncipe Felipe, quien falleció a los 99 años en abril de 2021.
Este evento no solo marcó un momento de recuerdo y respeto hacia los que han servido a la nación, sino también un instante personal y emotivo para el rey Carlos III. Las imágenes de un monarca conmovido ofrecen una visión humana y cercana de la figura real, un aspecto que a menudo se pierde en las formalidades de la realeza.
