En esta exposición, Krytzia profundiza en la relación simbólica y espiritual entre dos elementos esenciales: el agua y la tierra. A través de una cuidadosa selección de obras en diversos formatos y técnicas, la artista propone una exploración estética y poética de los paisajes naturales como espacio de conexión entre lo humano y lo sagrado.
La exposición está compuesta por: lienzos abstractos de medio y gran formato en técnica mixta, que representan los reflejos del agua y sus formas cambiantes, una serie de cerámicas, que simbolizan la estabilidad y la espiritualidad de la tierra, dos totems en fibra de vidrio, denominadas por la artista como lienzos volumétricos, ya que han sido pintadas como si fueran superficies bidimensionales, una colección de cerámicas con el tema del “Arco de la Vida”, evocando el tránsito humano y la importancia del aquí y el ahora, fotografías en blanco y negro y a color, que documentan o reinterpretan paisajes y símbolos naturales, una serie de transfers intervenidos con recortes de periódico, en los que Dabdoub establece un diálogo conceptual entre la aparente inmutabilidad de la montaña y la fugacidad de las noticias cotidianas.
Sobre estos transfers, la artista comenta: “Quería explorar cómo se comunican dos velocidades opuestas: la historia lenta, casi inmóvil, de la montaña, frente al vértigo del mundo moderno que vemos en los periódicos. Las noticias cambian cada día, cada instante. La montaña, en cambio, parece no cambiar nunca. Pero el agua escribe sobre ella, poco a poco.
En ese contraste hay un mensaje profundo sobre el tiempo, la memoria y lo esencial.”La exposición se divide en dos salas temáticas. En la primera, el agua es protagonista: los lienzos reflejan su movimiento y energía, aludiendo el aquí y el ahora. Hablan del flujo y la transformación.
En la segunda sala, el foco está en la montaña, cuya imagen se refleja y transforma gracias al agua, creando simetrías y glifos naturales que, para Krytzia, son el lenguaje silencioso del tiempo.
Con una técnica depurada y una sensibilidad poética, Krytzia Dabdoub convierte cada obra en un espacio de contemplación y reflexión. Sus cerámicas y esculturas invitan a un diálogo íntimo entre lo terrenal y lo divino, entre lo visible y lo intangible, entre lo que cambia rápidamente y lo que permanece.
Esta exposición tiene como eje conductor el agua, elemento primordial que otorga a la vida de un ímpetu inagotable y es metáfora de la interconexión humana. En esta serie la artista vuelca la mirada hacia un impulso interno y responde a la necesidad de crear, a través del arte, un mundo alterno.
En las reverberaciones del agua, Krytzia reconoce otros significados de la existencia; observa en el fluir del caudal lo primitivo, lo diverso, manantial de donde emana la vida; comprende que el agua es también un tipo de destino, uno más maleable.La obra aquí presente es el resultado del estímulo vehemente, que a través de la mano de la artista se materializa en esculturas e imágenes poéticas. Éstas, enlazan nuestra cotidianidad con un espacio alquímico, de ensoñación y conciliación con la alteridad. Son constelaciones líquidas que a su vez se interconectan atrapando los reflejos y reflexiones de los paseantes.
La artista revive así el espacio llevando su arte de lo bidimensional a lo tridimensional y crea ventanas que abren otros mundos posibles. Con una paleta vibrante y armónica, rompe su solemnidad tonal previa, abrazando el color como una vuelta a la celebración.
Sus obras monumentales evocan una espiritualidad abstracta y un éxtasis visual. Dabdoub, comprometida con la inclusión y el respeto al otro, invita al espectador a sumergirse en su obra y sus reflexiones/ reflejos. La serie es un llamado a la conexión humana, a cuidar el espacio y a explorar lo imaginable.