Al Pacino y Diane Keaton nunca se casaron, pero sí lo hicieron sus personajes en El Padrino donde dieron vida a Michael y Kay Corleone. Aunque no llegaron al altar, tuvieron una relación intermitente que nunca se consolidó a pesar del amor que existía entre ellos.
En 2017, Keaton dijo en una entrevista a The Times que fue Al Pacino quien terminó la relación. “Ni siquiera quería que me propusiera matrimonio. Solo pensaba que quizá se casaría conmigo, con el tiempo. Pensé: ‘Ni se te ocurra proponerlo, hagámoslo. Pero eso nunca ocurrió, y es una bendición para ambos. Habría sido una pesadilla para él. Somos muy excéntricos, él necesitaba una mujer que lo cuidara, yo necesitaba un hombre que me cuidara... era muy importante que nos dejáramos en paz, que nos despidiéramos. Pero no fue mi decisión”.
Además, en otra entrevista con People reconoció que cuando empezaron a trabajar juntos en El Padrino, ya estaba enamorada de Pacino. “Era encantador, divertidísimo, un hablador incansable. Había algo en él que lo hacía parecer un huérfano perdido, como una especie de sabio idio... loco, y era guapísimo”.
Tras la muerte de Diane Keaton, Al Pacino ha decidido pronunciarse en unas declaraciones exclusivas para Deadline, donde expresó, “estoy profundamente entristecido”.
“Cuando escuché la noticia, me quedé conmocionado. Diane era mi compañera, mi amiga, alguien que me trajo felicidad y que, en más de una ocasión, influyó en el rumbo de mi vida. Han pasado más de 30 años desde que estuvimos juntos, pero los recuerdos siguen vivos, y con su partida, han regresado con una fuerza tan dolorosa como conmovedora”.
“Vivía sin límites y todo lo que tocaba transmitía su energía inconfundible. Abrió puertas a otros, inspiró a generaciones y encarnó un don único que irradiaba a través de su trabajo y su vida. En la pantalla, era magnética: relámpago y encanto, huracán y ternura. Era una maravilla. Actuar era su arte, pero era solo una de las muchas maneras de expresar su imaginación y creatividad”.
“La gente la extrañar+a, pero sobre todo, la recordarán. Dejó una huella imborrable. Fue imparable, resiliente y, sobre todo, profundamente humana. Siempre la recordaré. Podía volar y, en mi corazón, siempre lo hará”, concluyó.