“Esta fue la última voluntad de Aless, la de traer un hijo suyo al mundo”, anunció Ana Obregón a una famosa revista tras una larga polémica sobre la llegada de la bebé con la que posó en brazos saliendo de un hospital de Miami. De esta manera, Ana aclaró que no se convirtió en madre, sino en abuela tras la dolorosa pérdida de su hijo Aless, quien falleció de cáncer. Además, agregó que es legalmente hija adoptiva y nació por gestación subrogada el 20 de marzo, en Miami.
Desde Miami, Ana Obregón presentó a su nieta que llevará por nombre Ana Sandra. “Es una niña muy buena, comilona, dormilona y tranquila”, dijo Ana, quien aunque han pasado 30 años desde que fue madre por primera vez, no olvida lo que es la maternidad.
Ana Obregón se ha convertido en experta en cambiar pañales, dar biberones y cuidar de su bebé. Duerme poco, vigila el sueño de la pequeña, dice que tiene ojeras y que hace semanas que no va a la peluquería.
“Esta niña no es mi hija, sino mi nieta. Es hija de Aless y cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es y lo orgullosa que tiene que estar de él”, contó la presentadora de 68 años de edad.
Ana Obregón habló sobre los motivos que la llevaron a tomar la decisión de tener una niña a su edad y tres años después del fallecimiento de su hijo Aless.
“La decisión de comenzar con el proceso de gestación subrogada, que implica, como sabes, la participación de una donante de óvulo y de una gestante, la tomé el día que mi niño se fue al cielo. Ese mismo día. Lo que la gente no sabe es que esta fue la última voluntad de Aless. Y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer. Esto se llama “testamento ológrafo” y se produce cuando una persona, ante dos testigos, expresa sus últimos deseos, aunque, por las circustancias que sean, el notario no pueda estar presente en ese momento. Pero este documento existe y es legal”.
“Cuando a mi hijo le diagnosticaron el cáncer e iba a comenzar el tratamiento de quimioterapia, los médicos le recomendaron que guardara muestras de su esperma, por si los medicamentos le afectaban en el futuro, para asegurarse de poder tener hijos. Estas muestras estaban conservadas en Nueva York. Aquel día estábamos en el hospital; Aless ya estaba muy mal y nos dijo que, si algo le ocurría, quería que supiéramos que él quería dejar descendencia en esta vida. Aunque ya no estuviera. Desde ese momento, lo único que me ha permitido seguir viviendo cada día, cada segundo, es cumplir la misión de traer al mundo a una hija de Aless”, agregó.