Después de años de especulaciones y rumores entre fanáticos y críticos de la moda, Disney ha dado luz verde a la esperada secuela de El Diablo Viste a la Moda, el exitoso filme de 2006 que catapultó a la cultura pop el mundo editorial neoyorquino a través del despiadado personaje de Miranda Priestly, interpretado magistralmente por Meryl Streep. Según fuentes oficiales, el proyecto ya está en desarrollo y contará con guion de Aline Brosh McKenna, responsable del libreto original.
Aunque aún no se ha confirmado el regreso de todo el elenco, se espera que tanto Meryl Streep como Emily Blunt retomen sus papeles icónicos. Por ahora, Anne Hathaway —quien interpretó a la joven periodista Andy Sachs— ha mantenido reservas sobre su participación, aunque ha declarado públicamente su cariño por la historia. Se rumorea que esta secuela podría centrarse en el ocaso del imperio de Runway y los nuevos desafíos de la industria editorial en la era digital.
La primera película fue un fenómeno cultural, combinando el glamour de la alta costura con una sátira mordaz sobre el mundo corporativo, y logró trascender el cine para convertirse en un clásico moderno. Su impacto no solo revitalizó el género de la comedia dramática, sino que también influyó en la forma en que el público percibe el mundo de la moda y sus figuras de poder.
En esta nueva entrega, los creadores prometen una visión actualizada del universo de Runway, en un contexto donde las redes sociales, la sostenibilidad y la inteligencia artificial dominan el panorama. El desafío será mantenerse fiel al espíritu original mientras se reinventa para una audiencia contemporánea que consume moda y medios de manera radicalmente distinta.
El anuncio ha provocado una avalancha de expectativas en redes sociales, donde los fanáticos ya imaginan posibles giros de trama y reencuentros. Mientras tanto, la industria del cine y la moda observan de cerca cómo esta secuela podría convertirse, una vez más, en una referencia obligada tanto en estilo como en narrativa. El diablo, al parecer, aún tiene mucho que decir.