En la plazuela principal de Juchipila, Zacatecas —el municipio natal de la actriz Florinda Meza— se alza desde enero de 2019 una estatua en su honor, representando a su emblemático personaje Doña Florinda. Bajo la placa se lee: “Reconocimiento a la trayectoria artística de Florinda Meza García. La vida está llena de posibilidades, mientras haya vida el futuro apenas empieza”.
Sin embargo, a raíz del reciente estreno de la serie biográfica Chespirito: Sin querer queriendo, se han revivido detalles polémicos sobre su relación con Roberto Gómez Bolaños —quien, según la producción, la involucró en su divorcio con Graciela Fernández, así como en supuestos comentarios despectivos hacia esta última y sus hijos. Esto desató una avalancha de críticas que alcanzó niveles inéditos: en apenas unos días, surgió en Facebook un evento titulado “Todos a quitar la escultura de Florinda”, en el cual más de 21 000 usuarios han manifestado su interés, y al menos 2 300 han confirmado asistencia, convocando al 24 de julio, día en que se transmitirá el último capítulo de la serie.
La iniciativa no se limita a los habitantes locales; usuarios de la Ciudad de México y otras regiones han ofrecido transporte y alojamiento para quienes asistan, articulando caravanas hacia Juchipila.Diversos medios reportan convocatorias con horarios estimados, por ejemplo a las 18:00 o 19:00 horas del 24 de julio.
Hasta el momento, ni las autoridades municipales ni Florinda Meza han emitido respuesta. La escultura fue instalada como un homenaje oficial, pero ahora se ha convertido en símbolo de una profunda división: para algunos, un reconocimiento legítimo a su trayectoria con El Chavo del 8; para otros, una afrenta a la imagen y valores del pueblo, manchada por la polémica mediática.
El 24 de julio será una fecha clave. Si el evento llega a concretarse, podría marcar un antes y un después en cómo se revalúan los símbolos públicos vinculados a figuras mediáticas. Lo que en un tiempo fue motivo de orgullo hoy es foco de tensión colectiva, y Juchipila se convierte en escenario de un debate que va más allá de una escultura.