En la era del exceso digital, hay algo profundamente liberador en ir a un lugar donde simplemente no hay Wi-Fi. Estos hoteles boutique no solo prescinden de la conexión, sino que la reemplazan por arquitectura sustentable, gastronomía local y experiencias de introspección. Aquí, tres destinos donde apagar el celular es parte del check-in:
Playa Viva – Guerrero, México
Ubicado en una playa privada cerca de Zihuatanejo, este eco-resort opera con energía solar y te hospeda en casas del árbol frente al mar. Su especialidad es la reconexión con la naturaleza: tortugas marinas, agricultura regenerativa y yoga al amanecer. No hay Wi-Fi en las habitaciones, pero sí una conexión profunda con el entorno.
Monte Uzulu – San Agustinillo, Oaxaca, México
Un oasis entre la selva y el mar. Este hotel fue diseñado con materiales locales y técnicas tradicionales, creando un ambiente cálido y minimalista. Su propuesta es clara: respirar, sentir y parar el ritmo. Sin televisión, sin señal constante y con una cocina basada en ingredientes de temporada.
Eremito – Umbría, Italia
Inspirado en los antiguos monasterios italianos, este retiro es ideal para el silencio absoluto. Las habitaciones son llamadas “celdas” y no cuentan con Wi-Fi ni distracciones. Todo está diseñado para favorecer la contemplación, incluyendo su menú vegetariano y sus baños termales. Una joya europea para quien busca paz real.
Estos hoteles no son solo un escape del ruido digital, sino una invitación a redescubrir lo esencial. Aquí, el lujo no se mide en megas, sino en momentos de quietud.