Cada junio, en el hipódromo de Ascot, Berkshire, se celebra uno de los eventos sociales más esperados del Reino Unido: el Royal Ascot. Fundado en 1711 por la reina Ana, es una de las carreras de caballos más importantes del mundo… pero también una de las pasarelas más extravagantes fuera de las semanas de la moda.
Lo que realmente roba cámara no son los caballos, sino los asistentes: sombreros monumentales, tocados esculturales, trajes coloridos y etiquetas rigurosas hacen de este evento algo digno del Capitolio de Los Juegos del Hambre. La realeza británica y celebridades asisten bajo un estricto código de vestimenta que varía según la sección donde se ubiquen, pero siempre con un aire teatral y sofisticado.
Además de la emoción de las carreras, Ascot se ha convertido en un escaparate para diseñadores, casas de sombrerería y amantes del estilo maximalista. Para muchos, es el lugar donde la tradición ecuestre y la moda más audaz se encuentran con un gin tonic en mano.