Ubicado en el corazón de la Ciudad de México, Quintonil ha logrado lo que pocos: ser reconocido como el mejor restaurante de Norteamérica y el tercero del mundo, según The World’s 50 Best Restaurants 2025. Pero para Jorge Vallejo y Alejandra Flores, fundadores del proyecto, este reconocimiento es mucho más que un título.
Cada comensal que entra a Quintonil, me gustaría que salga mejor de lo que entró.
Desde hace 13 años, Quintonil ha construido un lenguaje propio que mezcla el perfeccionismo culinario con una sensibilidad cercana y sincera. “Recibimos clientes y les pedimos amigos”, agrega Jorge.
La pareja ha recibido en su salón a figuras como Margot Robbie, Ed Sheeran y presidentes del mundo entero. Aunque Alejandra confiesa, entre risas, que aún espera a uno de sus grandes ídolos:
Soy fan de Arjona… y no ha venido en 13 años.
El restaurante, cuyo nombre honra a una hierba mexicana, trabaja con una red de productores locales que abastecen ingredientes frescos, algunos de los cuales crecen en su propio huerto urbano.
La cocina es un ejercicio de perfeccionamiento constante. Aquí nada se queda fijo por 20 años, porque Jorge se aburre. Evoluciona como la vida misma.
Esa filosofía se refleja en su menú de temporada, en el que cada platillo es una reinterpretación moderna y precisa del sabor mexicano.
Quintonil también mantiene dos estrellas Michelin, un logro que celebraron recientemente con camisetas en las que se lee una frase que resume su espíritu: El secreto es el equipo.
Ese equipo ha construido no solo un restaurante galardonado, sino una maquinaria que busca funcionar a la perfección, donde cada eslabón —cocina, servicio, ingredientes— está alineado para ofrecer algo más que buena comida: una experiencia inolvidable.
Lo que nosotros queremos no es que la gente venga a comer bien. Queremos que se lleve algo para siempre.