Todo comenzó en 1992, cuando Britney Spears y Justin Timberlake coincidieron en El Club de Mickey Mouse. En los descansos del programa, junto a Ryan Gosling y Christina Aguilera, jugaban a “Prueba o Verdad”. Fue ahí donde Britney dio su primer beso en la vida… con Justin.
Aunque en ese momento parecía una inocente amistad, el destino les tenía preparado un reencuentro.
De Mickey Mouse a la cima del pop
En 1998 Britney lanzó …Baby One More Time, el sencillo que la catapultó a la fama mundial. Por esos años, Justin ya era parte de NSYNC, y la princesa del pop se convirtió en telonera de 38 conciertos de la boy band.
Los sentimientos resurgieron y, tras meses de rumores, Britney confirmó en 2000 que mantenía una relación con Timberlake.
El mundo los adoptó como la pareja más famosa de la música pop: entrevistas, alfombras rojas y hasta camisetas con sus apodos “Stinky & Pinky” marcaron esa época dorada.
El escándalo: promesas, rumores y ruptura
Todo cambió en 2002. Britney había declarado públicamente que quería esperar hasta el matrimonio para tener relaciones, lo que generó titulares y especulaciones. La relación terminó a inicios de ese año, pero lo peor estaba por venir.
Justin lanzó su primer álbum como solista, Justified, y con él el polémico video de “Cry Me a River”, donde aparecía una mujer muy similar a Britney en un supuesto acto de infidelidad. La narrativa quedó clara: ella lo engañó.
Los medios y la opinión pública se volcaron contra Britney, convirtiéndola en el blanco de titulares crueles.
¿Quién fue infiel?
Con el tiempo, los rumores se confirmaron: Britney sí había tenido un romance con Wade Robson, su coreógrafo. Sin embargo, también salieron a la luz las propias infidelidades de Justin, como su escapada con Nicole Appleton de All Saints en 2001.
Ella sacó una de las canciones más icónicas de la historia del pop: Everytime, donde se disculpaba por no ser perfecta, además de la injustificada presión mediática por hablar de su virginidad.
La historia quedó marcada como uno de los escándalos más recordados de la cultura pop, pero también como un ejemplo de la dureza con la que se juzgaba a una mujer joven en plena exposición mediática.
Una pareja que definió una era
Más allá del drama, la relación entre Britney Spears y Justin Timberlake marcó a toda una generación. Fue la mezcla perfecta de talento, juventud y fama en el momento más explosivo de la cultura pop de los 2000.
Hoy, más de dos décadas después, su historia sigue generando conversación, documentales y debates sobre el papel de los medios en la vida de los artistas.