La actriz y el cantante han firmado los papeles del divorcio que ponen fin a una unión de más de una década.
Un año después de que Paula Echevarría reconociera muy a su pesar que “en su casa pasaban cosas”, en referencia a los rumores que apuntaban a una crisis con su marido David Bustamante, la actriz y el cantante han firmado los papeles del divorcio que ponen fin a una unión de más de una década, tal y como han confirmado ambos a través de un comunicado público.
La protagonista de ‘Velvet’ ya lo había adelantado hace dos mes, al reconocer que no había vuelta atrás en esa separación que en un principio se presentó como una situación temporal, pero que según iba pasando el tiempo quedaba claro que era solo el primer paso en la disolución de su matrimonio.
“Habiendo transcurrido 14 meses desde que se puso fin a la convivencia, queremos comunicar con el fin de terminar con cualquier tipo de especulación que hemos firmado el acuerdo de divorcio. Queremos aclarar que es una decisión muy meditada, tomada de mutuo acuerdo y desde el cariño y el respeto que nos tenemos. Rogamos encarecidamente a todos los medios de comunicación respeto tanto por nosotros como por nuestras familias y muy en especial por nuestra hija y que sea respetada la privacidad con la que decidimos dar este paso”, reza el mensaje difundido ahora por las dos estrellas y que los dos cierran “con cariño, Paula y David”.
El revuelo que ha generado la noticia, esperada, por otra parte, ha pillado a la intérprete -cuya relación con el futbolista Miguel Torres está ya más que confirmada- al otro lado del Atlántico, más concreto en Ciudad de México, donde viajó tras pasar unos días en Los Ángeles para cumplir con sus compromisos como imagen de Tous.
Por su parte, David ha sido el encargado de dar algún detalle más acerca del proceso legal con el que se cierra una etapa de vida y da comienzo una nueva que enfrenta con ilusión.
El cantante explicó en una entrevista que su ya exmujer y él consiguieron ponerse de acuerdo en todos los aspectos prácticos de su divorcio sin la mediación de un juez y que él seguirá contribuyendo a las cargas comunes, algo que había seguido haciendo de todas formas tras abandonar el domicilio conyugal.
