Aunque muchos viajeros piensan en Tailandia, Vietnam o Filipinas al planear un viaje al sudeste asiático, Malasia es uno de los destinos más infravalorados de la región. Aquí, el lujo es sorprendentemente asequible: puedes hospedarte en un apartamento con piscina infinita y vistas a rascacielos por menos de 20 euros la noche.
La gastronomía local también es un punto fuerte. Comer en un puesto callejero puede costar menos de 3 euros, y si prefieres una hamburguesa o un platillo occidental, seguirá siendo más barato que en la mayoría de los destinos turísticos.
Atracciones que no encontrarás en otro lugar
Malasia alberga uno de los túneles más impactantes del mundo que une el tradicional barrio de Kampung Baru con el moderno Kuala Lumpur City Centre.
Fuera de la ciudad, el país ofrece maravillas naturales como una selva tropical de 130 millones de años —una de las más antiguas del planeta— y el mayor santuario de orangutanes del mundo, donde ver a estos animales de cerca es una experiencia inolvidable.
Playas e islas de ensueño al alcance de todos
Las islas de Malasia parecen salidas de un anuncio de viajes de lujo, pero aquí son accesibles. Una inmersión de buceo puede costar menos de 20 euros, y las aguas cristalinas, junto con la biodiversidad marina, convierten cada salida en una postal viva.
La convivencia entre malayos, chinos e indios se refleja en la arquitectura de sus templos, la variedad gastronómica y la música que inunda sus calles. Esta mezcla cultural aporta un encanto único y auténtico que enriquece la experiencia de viaje.